Puede parecer el título de una película del Oeste, pero nos situamos en el Sur de España y más concretamente en Tarifa y el Arroyo del Salado, donde se libró una de las batallas más importantes de la Reconquista de España y en la que las fuerzas combinadas de Castilla y Portugal derrotaron decisivamente a los benimerines, último reino magrebí que trataría de invadir la península ibérica.
Tras la decisiva victoria de las Navas de Tolosa en 1212, los almohades perdieron el control sobre el sur de la península ibérica y se replegaron al norte de África, dejando tras de sí un conjunto de desorganizadas taifas que fueron ocupadas por los reinos cristianos entre 1230 y 1264.Tan solo el reino de Granada logró mantenerse independiente, aunque fue forzado a pagar un elevado tributo en oro a Castilla cada año.
Por aquel entonces, el reino de Granada comprendía las actuales provincias de Granada, Almería y Málaga, más el istmo y peñón de Gibraltar.
Los ejércitos de ambos reyes se encontraron en Sevilla, de donde salieron las fuerzas de los dos monarcas en camino a Tarifa, llegando ocho días después a la Peña del Ciervo, desde donde vieron frente a ellos la extensión del campo de las fuerzas musulmanas.
El día 30 de Octrubre de 1340, la caballería castellana cruzó el río Salado, un afluente del río de la Jara o quizás este mismo, y la batalla comenzó.La victoria de los cristianos en la batalla del Salado desmoralizó al mundo musulmán y extendió un gran entusiasmo entre el cristianismo europeo.
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