El 4 de septiembre de 1824 nace en Ansfelder Anton Bruckner, compositor y organista austriaco.
Su padre, que era maestro de escuela y tocaba el órgano de la iglesia local, imbuyó a su hijo las dos vocaciones a las que dedicaría su actividad profesional: la enseñanza y la interpretación como organista.
Devoto católico, sus estudios musicales se extendieron hasta la edad de 40 años, bajo la dirección de Simon Sechter y Otto Kitzler. Este último lo introdujo en el universo musical de Richard Wagner, que Bruckner estudió extensivamente desde 1863.
A lo largo de su vida fue desarrollando una personalidad con unos rasgos maníaco-compulsivos. Con el tiempo aumentaron sus inseguridades, su natural miedo a la vida, y sus diversas obsesiones, algunas de ellas macabras.
Sus sinfonías constituyen una síntesis entre la armonía romántica y la tradición contrapuntística. En ellas Bruckner recoge las conquistas armónicas e instrumentales de su admirado Wagner, introduciendo con frecuencia pasajes de gran cromatismo, con otros más reposados de colores sobrios.
Su música, imbuida de una intensa religiosidad, busca la perfección formal al tiempo que quiere ser un gran himno de alabanza al Dios en el que creía fervientemente (y a quien dedicó incluso su última obra, la Novena sinfonía).
martes, 4 de septiembre de 2018
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