Al comienzo de la industria de las aerolíneas comerciales, ser asistente de cabina era un trabajo de hombres.
Pero en la década de 1950, a medida que los aviones se volvieron más seguros y confiables, las azafatas se convirtieron en un punto de venta crítico para las aerolíneas que luchaban por participación de mercado. Convertirse en azafata ofrecía una independencia sin precedentes a las mujeres jóvenes, si podían cumplir con los estrictos requisitos de edad, peso, arreglo personal y matrimonio
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