Hay compositores cuya importancia queda un poco difuminada por algunas de sus obras que se han convertido en grandes éxitos populares.
Así, si hablamos de Faure, pensamos en su Requiem, la famosa Pavana, obra adaptada con éxito incluso para el Jazz, y noctunos para piano con canciones como Apres un Rêve y Clair de Lune.
Todas estas son composiciones de sus primeros años, pero algunos críticos nos hablan de la gran producción camerística de sus última época, siendo entonces cuando fue reconocido como el compositor francés más importante de su época y enlace entre el final de romanticismo con el modernismo, debiendo tener en consideración que cuando nació Chopín, Fauré aún componís y cuando murió ya se esduchaban estilos como el Jazz y la música atonal.
Dentro de las composiciones de esos últimos años, queremos hoy poner la atención sobre su Sonata para Violín nº 13, firmemente atada a su repertorio y con la que se inició una nueva época de exquisita música de cámara francesa.
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