Capaz de revivir el bel canto en su importante carrera, fue llamada «La Divina»
Curiosamente, María Callas estuvo cantando unos 10 años y, sin embargo, en tan corto espacio de tiempo para lo que es una carrera profesional habitual, llegó a ser la cantante más importante de su época, trascendido más allá.
Debutó en la Scala de Milán el 12 de abril de 1950 con Aída, pero la acogida del público fue tan fría que se marchó del escenario dejando la interpretación inconclusa.
En la segunda representación de esa obra, en diciembre, ya cosechó su éxito y se la empezó a llamar La Divina.
En 1959 participó junto a un joven Alfredo Kraus en la que se consideraría como la mejor grabación de La Traviata hasta ese momento y, de hecho Elisabeth Schwarzkopf se negó a interpretar más La Traviata tras ver una representación de la Callas: “¿Cuál sería el sentido de hacerlo si otra artista lo puede hacer perfecto?”.
Dejó la Ópera de lado al iniciar su relación con Aristóteles Onassis. Al volver a las representaciones su voz estaba afectada de forma que La Scala la pitó sonoramente.
Hizo caso omiso del alboroto hasta los versos “crudel, crudel, ho dato tutto a te” (eres cruel, cruel, te lo he dado todo). Hizo un silencio y levantó el puño hacia el público mientras declamaba esta frase. Los abucheos terminaron y fue largamente aplaudida.
En mayo de 1965 la voz de Callas volvió a ser objeto de críticas. Estaba representando Norma en la Ópera de París con Fiorenza Cossotto como Adalgisa. Cossotto sabía que Maria estaba extenuada, por lo que decidió derrotarla en escena. La noche de la última representación de Norma, el 29 de mayo, Maria estaba más débil y Cossotto se ensañó con ella e hizo del gran dueto un duelo entre ambas. Al final, cuando el telón cayó, Maria se desplomó y fue llevada inconsciente a su camerino. Y eso, cuando tan solo contaba 42 años de edad.
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