Sin embargo, muchos ciudadanos del país receptor miran con desconfianza e incluso con hostilidad a quienes llegan de la odiada Rusia.
Georgia es para muchos rusos un refugio en el que salvaguardarse de la represión estatal o de las sanciones occidentales.
Muchos georgianos le exigen al gobierno que imponga un régimen de visados más estricto que permita diferenciar entre quienes "huyen del dictador" y quienes "huyen de las sanciones".
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