Sus cartas escritas durante sus viajes están llenos de buen humor, agudas observaciones y sus reacciones a la música y la danza con las que se encontró y muestran su auténtico don literario.
En una carta a un músico, viejo amigo de Chabrier (él mismo se interesó en la música popular de Normandía y de España1), el compositor detalla sus investigaciones en las variedades regionales de danzas, dando la notación musical ejemplos.
Una carta posterior desde Cádiz, de fecha 25 de octubre, Chabrier escribe que a su regreso a París podría componer una «extraordinaria fantasía», que incitara a la audiencia a que saltara de emoción, y que incluso Lamoureux se viera obligado a abrazar al concertino de la orquesta, de tan voluptuosas serían sus melodías.
Esta Rapsodia, donde recogió todos esos sentimientos y sensaciones se convirtió en la obra más representativa de Chabrier, y queremos ofrecer la reciente interpretación, el pasado mes de Junio, a cargo de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt
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