Fue un visionario, creador de los conceptos de música que regirían el cine durante el siglo XX. Por ejemplo, en Tosca, la forma en que reemplaza el texto por pasajes musicales nos anticipa la acción que está por acontecer, al mejor modo de Alfred Hitchcock en sus películas de suspense.
Otro ejemplo es en La bohème, cuando se escucha el tema de Mimí antes de que ella aparezca en escena, cuando Rodolfo les dice a sus amigos que se va a quedar en la buhardilla.
Se le considera el sucesor de Giuseppe Verdi.
Algunas de sus melodías, como "O mio babbino caro", de Gianni Schicchi; "Che gelida manina", de La bohème, y "Nessun dorma", de Turandot, forman parte hoy día de la cultura popular.
La leyenda dice que la decisión de dedicarse al teatro musical le vino después de asistir en 1876 a una representación de Aida, de Giuseppe Verdi en Pisa, a donde había llegado caminando ya que el tren tuvo una avería.
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