¿Quien en algún momento de su infancia no ha ido buscando moreras para coger sus hojas y alimentar sus gusanos de seda?
Para ello, sus productores han tenido que adquirir los conocimientos sobre cómo criar las orugas y cómo cultivar la planta que las alimenta, la morera.
El gusano de seda no puede vivir en la naturaleza; necesita los cuidados de los humanos. Con el hilo de seda de sus 12.000 gusanos.
Para el sericicultor Ueli Ramseier, se trataba, por supuesto, de una idea de negocio, pero también quería demostrar que no es necesario importar seda desde China, a miles de kilómetros, lo que genera una gran huella de carbono. Su objetivo: convencer a más personas de que críen orugas en el centro de Suiza para producir moda sostenible a nivel local.
No hay comentarios:
Publicar un comentario