Lamentablemente, no pudimos estar en el concierto que la excepcional violinista Alena Baeva ofreció anoche en Águilas, en el programa de ProMúsica Águilas, pero nos llegan noticias del gran éxito, tanto por su Música como por sus palabras.
Antes del Concierto, compartió con todo el público del Auditorio Infanta Elena unas palabras que hizo asomar las lágrimas en muchos de los asistentes que, aparentemente, solo habían ido a escuchar su música, esa que hizo publicar esta crítica recientemente en Scherzo, a raiz de un concierto en Madrid.
Alena Baeva es una violinista de contrastada musicalidad y justa afinación, libre de cualquier mácula sonora. En la cadenza hizo vibrar al instrumento, con el director convertido en un oyente más, la batuta en posición de descanso, durante uno de los ritos más atractivos del mundo de los conciertos. En una obra llena de conexiones, Baeva dio toda una lección articulatoria: sólo había que dejarse llevar.
Pues en Águilas fue mucho más, y ésta fueron sus palabras convertida en oración:
Nuestro programa para esta noche.
Estos son mis primeros conciertos después del comienzo de esta inimaginable guerra. Honestamente, apenas puedo pensar en otra cosa. Tengo pasaporte ruso y mi marido tiene ucraniano. Es una catástrofe para millones de personas ya y contando. Nada puede explicar o justificar la guerra. Ningún régimen totalitario debería tener permitido invadir otros países y destruir vidas. Estoy con el pueblo de Ucrania y también con cualquiera de cualquier nacionalidad que sufra la situación actual y las consecuencias de la agresión del actual régimen de Rusia.
Cada nota tocada hoy aquí en Águilas en España será la oración por la Paz.
BRAVA BAEVA
Lamentablemente, este vídeo se corta al comienzo del cuarto movimiento, pero merece la pena escuchar los tres primeros disponibles.
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