Ayer, en el descanso del concierto con el que se inauguró el V Festival Turina, alguna de nuestras compañeras hacía alusión a los Silencios de la Maestranza.
No podemos dar fe de dichos silencios aunque sean plenamente conocidos por todos, pero en ese momento lo vinculamos con las notas mágicas que surgían de la guitarra del afamado interprete belga Jean Depreter, y todo ello a pesar de las dificultades que el húmedo calor existente provocaba en su afinación.
Allí solo había belleza y silencio, como el largo y respetuoso que se produjo al término de la interpretación de su propia composición: Wit, dedicada a la memoria de un amigo fallecido.
Solo podemos decir que sus propias composiciones y a fuerza de una gran carga emocional estuvieron a la altura de Turina e incluso de J.S. Bach.
Allí estábamos todos los Amigos del Turina de LA DÉCIMA, esperando que para próximos conciertos os vayáis incorporando otros compañeros con las entradas a la venta.
Magnífico aperitivo, que se convirtió en plato fuerte de todo lo que nos espera a lo largo de esta semana.
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