Una de nuestras queridas compañeras, que en repetidas ocasiones nos manifestaba su deseo de convertirse en abuela, nos acaba de dar la gran noticia de que, si Dios lo quiere, lo será dentro de unos meses.
Queremos felicitarla y compartir con ella ese "interminable" tiempo de espera, e informarle a ella y a su marido, por propia experiencia, que a veces el amor perfecto no llega hasta que nacen nuestros nietos.
De hecho, pensamos que es la mayor compensación que Dios nos puede ofrecer ante el hecho de envejecer.
Quizás para nuestra amiga ha llegado de momento de entender esta canción en clave de abuela y no como la había considerado hasta ahora.
lunes, 12 de enero de 2015
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