En 1949, ganó el Premio Stalin, lo cual lo llevó a dar varias giras de conciertos en la URSS, Europa del Este y China.
En 1960, desafió a las autoridades al tocar en el funeral de Borís Pasternak.
Nunca se sintió plenamente identificado con el régimen soviético aunque tampoco ofreció mayores problemas a las autoridades rusas.
Jamás se planteó abandonar definitivamente la URSS porque viajaba al extranjero cuando quería y porque no le gustaba el modo de vida estadounidense y su irradiación occidental.
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