Ante estas calamidades, los agricultores han recurrido históricamente a la fe, sacando en rogativa imágenes religiosas para pedir el beneficio del agua o el cese del temporal.
También existen “rogativas menores” para evitar pequeñas desgracias cotidianas, como la lluvia en bodas o excursiones, destacando la tradición de llevar huevos al convento de Santa Clara para asegurar buen tiempo.
Además, algunas hermandades sevillanas tienen advocaciones relacionadas con el agua, a las que los fieles han recurrido en tiempos de necesidad.
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