La revista Centinela publica un interesante artículo, firmado por Aurora Pimentel Igea en el que
desarrola las razones diversas sobre el invierno demográfico que atravesamos en los países occidentales.QUE SE PUEDE LEER ÍNTEGRO AQUÍ
la mentalidad general es hoy antinatalista, como lo es la idea de que los niños son siempre «a demanda», no aquel «a su casa vienen» de antaño. Los niños, para empezar, se dividen en planeados y en no planeados, «descuidos», etc. En el mejor de los casos, se acaba apelando a políticas de conciliación, a las ayudas por nacimientos o a iniciativas fiscales como esas herramientas fundamentales, las auténticas claves, para revertir esta situación.
Sin embargo, rara vez se pregunta, ni desde luego se investiga, sobre qué razones alegan, y qué circunstancias tienen, ese escaso porcentaje de familias que ahora, tal y como están las cosas, tienen ya muchos hijos.
¿Y SI PREGUNTAMOS A LAS QUE TIENEN MUCHOS HIJOS POR QUÉ LOS TIENEN Y CÓMO VIVEN?
Como aquel alcalde de Bienvenido Mr. Marshall, podría parafrasearse el sentido de la famosa frase en un «os debo una explicación y, como madre de familia numerosa que soy, os la voy a dar», que sería el resumen del libro Hannah’s Children: The Women Quietly Defying the Birth Dearth (Los hijos de Hannah: Las mujeres que desafían en silencio la escasez de nacimientos La autora y las investigadoras se toman su tiempo para escuchar a esas madres desafiantes que nadan contra corriente. Y las razones que esgrimen se resumen en tres puntos fundamentales que se entrelazan y algunos otros, menores pero significativos.
Y hablando de mujeres desafiantes, pensamos en Clara Schuman que con ocho hijos, llevó a toda su familia adelante, practicamente sola, y además nos dejó perlas como ésta.
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