En el año 1880, contando con tan solo 22 años, y como trabajo de graduación en el Instituto Musicale Paccini de Luca, compuso una Misa completa para cuatro voces, coro y orquesta, si bien se le conoce como la Misa de Gloria, dada la extensión de ese movimiento, cuyo bello solo de tenor, utilizó en la ópera Manon Lescaut.
Tras la primera interpretación, la Misa cayó en el olvido y ni siquiera fue publicada en vida de compositor, pero guardado en el Instituto de Lucca, absolutamente perdida.
No volvió a interpretarse hasta el año 1952 en Chicago, y editada gracias al empeño de algunos admiradores.
Hoy es apreciada tanto por su valor litúrgico como por su carácter anticipatorio de la grandeza de Puccini, siendo clave para entender la evolución del compositor presentando elementos de su futuro lenguaje operístico, con melodías líricas, dramatismo y una clara influencia de la tradición italiana.Desde su descubimiento a mitad del siglo XX ha sido grabada en diversas ocasiones, como esta reciente en la Iglesia Románica de San Biagio en el cantón del Tesino.
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