La sonata núm. 8 de Mozart adquiere un tono sombrio y tenso, poco apropiado en su obra en general.
A principios de julio, su madre falleció inesperadamente en París tras una breve enfermedad, pero los musicólogos han podido demostrar que el brillante compositor clásico ya estaba trabajando en la Sonata para piano en la menor durante su estancia en Mannheim, antes de que su madre enfermara y falleciera. Sin embargo, la Sonata para piano K. 310 expresa cierto dolor.
El primer movimiento está dominado por una melodía lastimera acompañada de un ritmo martilleante. El segundo movimiento, un Andante cantabile con espressione, parece ofrecer consuelo, pero también tiene un trasfondo melancólico. Finalmente, cualquier atisbo de esperanza se ve eclipsado por la atmósfera opresiva del movimiento final.
Lo que impulsó a Mozart a escribir esta triste sonata para piano quizás siempre seguirá siendo un misterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario