Aunque el profeta Sofonías ve cómo el pueblo de Judá está sumido en una grave crisis social y religiosa, pues es un pueblo orgulloso que no cumple la Alianza, Dios le ha pedido que anuncie a todos que no va a castigarlo, sino todo lo contrario, pues habitará en medio de él con toda su ternura y su amor.
Por eso también nosotros debemos gritar con alegría.
En lugar de un Salmo, en esta celebración proclamamos un cántico de Isaías en el que anima al pueblo de Israel a dar gracias a Dios porque hará brotar un renuevo de la «raíz de Jesé». (Dominicos, Valencia)
Jesús ¿quién eres Tu?
¿Con qué adjetivos puedo definir los momentos de alegría de mi vida?
¿Me dejan bien, o me saben a poco?
¿Siento que mi existencia está llamada a una alegría mayor, plena y desbordante?
¿Soy capaz de reconocerla en lo pequeño y de pedirla como un don que necesito?
¿Contagio alegría en los ambientes por los que me muevo?
¿De quién o quiénes la recibo y cómo la agradezco?
¿Me comprometo a construir mayores espacios de gozo en la humanidad y en las vidas de los más necesitados? tan pobre al nacer, que mueres en cruz.
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