Aquella primera comunicación se llevó a cabo en la Escuela Industrial de Barcelona fruto de una exitosa prueba experimental que unía telefónicamente dos salas situadas a ambos extremos del edificio mediante unos aparatos fabricados por la empresa Dalmau e Hijos.
El teléfono llegaba a España tan sólo unos meses después de que el inventor Alexander Graham Bell hubiera patentado su prototipo.
Su llegada a España se produjo en un momento en el que únicamente había instalados unos mil aparatos telefónicos en toda Europa.
El sistema de telefonía en España no llegó hasta el año 1883, año en el que el Rey Alfonso XII ordenó instalarla para conectar el Palacio Real con distintas sedes ministeriales y otros edificios importantes como el Palacio de El Pardo.
Su uso fue muy exclusivo, incluso cuando todos los hogares pudieron acceder a él en enero de 1885 al abrirse el plazo de suscripción de abonados. De aquellas, la suscripción costaba 600 pesetas al año, un lujo al alcance de muy pocos que hizo que tan solo 49 hogares de toda España se pudieran permitir contar con un teléfono.
Y con la experiencia de una telefonista, queremos rendir nuestro homenaje a todas esas mujeres que tanta importancia tuvieron en un momento, que ahora parece imposible para las actuales generaciones.
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