Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso.
Fray Luis de León
Las envidias académicas y las acusadas diferencias entre agustinos —orden a la que pertenecía— y los dominicos —representantes de la Santa Inquisición— le llevaron a la cárcel.
Paso cuatro años encerrado en una prisión de Valladolid por la traducción del Cantar de los Cantares sin permiso.
Fray Luis de León envió una copia a su prima, Isabel de Osorio, que se encontraba en el convento Sancti Spiritus de Salamanca. El encargado de denunciarle fue el catedrático de griego León de Castro.
Fiel a su costumbre de comenzar la clase recordando la del día anterior, pronunció la famosa frase «Como decíamos ayer…», que daba carpetazo a los años de cautiverio.
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