Es muy conocido por su ópera Fausto y por su versión del Ave María, basado en la música del primer preludio del clave bien temperado de Johan Sebastian Bach.
Su catálogo incluye obras en todos los géneros, tanto sacras como profanas.
Su influencia en otros compositores franceses como Bizet, Saint-Saëns y Jules Massenet es indudable. Hasta el propio Debussy llegó a declararlo «necesario» en cuanto a que su estética representó para aquella generación de franceses un poderoso contrapeso ante el avasallador empuje wagneriano.
En lo personal fue de gran religiosidad hasta el punto de querer convertirse en sacerdote.
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