Se sabe muy poco sobre los primeros años de John Dowland, pero en general se cree que nació en Londres.
En 1594 se presentó una vacante de laudista en la corte inglesa, pero la solicitud de Dowland fue infructuosa. Afirmó que su religión católica llevó a que no le ofrecieran un puesto en la corte protestante de Elizabeth I.
Está teniendo una gran importancia en el descubrimiento actual de John Dowland, el libro escrito por nuestro profesor Alberto Alvarez Calero, en el que se indica que
es uno de los compositores británicos más brillantes del Renacimiento, uno de los mejores creadores de canciones de todos los tiempos –incluyendo a Henry Purcell–, y uno de los artistas más destacados durante el reinado de Isabel I de Inglaterra. Entre su producción artística es inestimable su voluminoso corpus de canciones así como su excelsa colección de obras para laúd, de tal manera que brilla con luz propia entre sus coetáneos, entre los que se encuentran compositores y laudistas de la importancia de William Byrd, Josquin des Près, Jacob Obrecht, Adrian Willaert, Adrian Le Roy, Alfonso Ferrabosco el Joven, Thomas Campion o Luca Marenzio.
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