Para Alberto Álvarez-Calero dirigir es principalmente el arte de comunicar. Piensa que la música debe ser un medio catalizador que sirva para transformar a las personas y a la sociedad, a través del valor irrepetible de cada actuación.
Ya va llegando el momento de comenzar a hablar de detalles del próximo concierto de la Orquesta de Cámara de Bormujos, que dirige nuestro profesor Alberto Álvarez Calero pero lo cierto es que nada mejor que hacerlo a través de la publicación Toda la Música , que dedica casi un monográfico a este evento, del que entresacamos algunos párrafos, pero por nuestra parte queremos hacer notar que la Música en Sevilla, no empieza ni acaba, ni mucho menos con la ROSS, y ni siquiera en la propia capital. La que nos ocupa, es un ejemplo de ello, todo lógicamente salvando las distancias y sin ánimo comparativo. Cada una tiene su digno lugar.
Es habitual, desde que la sevillana Orquesta de Cámara de Bormujos comenzara su andadura en 2016, que programe obras de finales del s. XVIII y principios del XIX poco o nada conocidas.
Esta agrupación profesional interpreta ese tipo de repertorio a partir de criterios bien informados, aunque con instrumentos modernos.
En su próximo concierto, titulado “Viena, 1803”, el sábado 26 de noviembre, va a interpretar una sinfonía del compositor checo Anton Reicha, Se trata de la Sinfonía en Mi b. Mayor op. 42, de Reicha, de 1803, de la que no hay constancia de que haya alguna grabación en tiempos presentes.
La Orquesta de Cámara de Bormujos, en su habitual función de tocar obras de autores clásicos menos conocidos, presenta en este concierto una sinfonía de muy buena factura, con momentos sorprendentes. En ella se emplean pasajes tonales más propios del inicio del Romanticismo, y que pueden recordar a Beethoven.
De entre las obras que se interpretarán en la primera parte, hemos elegido a Haydn y su Obertura de Isolda Disabitata y recordamos que ya informamos de la manera de llegar de forma cómoda al Auditorio.
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