El 28 de diciembre de 1937 fallece en Paris Maurice Ravel, compositor francés del siglo XX.
Su obra, frecuentemente vinculada al impresionismo, muestra además un audaz estilo neoclásico y, a veces, rasgos del expresionismo, y es el fruto de una compleja herencia y de hallazgos musicales que revolucionaron la música para piano y para orquesta.
Reconocido como maestro de la orquestación y por ser un meticuloso artesano, Ravel sobresalió por revelar «los juegos más sutiles de la inteligencia y las efusiones más ocultas del corazón»
La célebre bailarina y coreógrafa Ida Rubinstein le había encargado en 1927 un «ballet de carácter español» para el cual el músico adoptó una antigua danza andaluza: el bolero. La obra, que apuesta por durar alrededor de un cuarto de hora con sólo dos temas y una cantinela incansablemente repetida, fue estrenada el 22 de noviembre de 1928 frente a un público un tanto asombrado.
Su difusión fue inmediatamente inmensa. Ravel había firmado una auténtica obra maestra a partir de un material casi insignificante, pero él mismo rápidamente quedó exasperado por el éxito de esta partitura que consideraba sobre todo como una experiencia, y «llena de música». Cuando una dama gritó: «Au fou, au fou!» (¡Al loco, al loco!) después de haber oído la obra, el compositor confió a su hermano: «Celle-là, elle a compris!» (He ahí, ella lo ha comprendido.)
En octubre de 1928, Ravel recibió el doctorado en música honoris causa de la Universidad de Oxford. En su ciudad natal, inauguró, en agosto de 1930, el muelle que lleva su nombre.
martes, 27 de diciembre de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario