Es dificil explicar a un niño o joven de la actualidad lo que es el ESPARTO.
Sin embargo, en mi niñez veo todas las ramblas (cauces de ríos inexistentes salvo cuando la lluvia quiere recuperar su antiguo terreno en su desbocado camino hacia el mar) llenas de grandes ruecas y largas tiras de sogas que los esparteros iban formando con el esparto cogido en su pecho.
Las calles de Águilas, junto a los sonidos de las gaviotas y los barcos que anunciaban con sus sirenas que llegaban al puerto con sus cargas, mayor o menor en función de la generosidad de la Mar, era el de los Mazos golpeando el esparto para ablandarlo antes de pasar a Cocerse, a las Coceores en forma de balsas formadas por rocas y que existían en todas las calas.
Águilas le debe mucho al esparto y en los años de posguerra fue el verdadero pilar de su economía, por mucho que visto actualmente pueda parecer difícil de entender.
Los responsables políticos del pueblo, dando prueba en esa ocasión de una especial sensibilidad, quisieron homenajear hace unos años al último Espartero que se jubiló, rompiendo así una tradición de esparto profesional en Águilas que duró 233 años.
Con ese motivo, todos los años en el mes de Agosto se quiere rendir homenaje al Esparto con una muestra de lo que supuso para el pueblo, aunque nos tememos que a medio plazo no se pueda encontrar a nadie que sea capaz de recordar y llevar a cabo su manufactura. Contra eso se lucha, para que no se pierda esa tradición aunque sea de forma emblemática.
Para poder llevar a todo los compañeros de La Décima esa antigua muestra de artesanía, ayer nos paseamos por los aledaños de nuestra Glorieta (Algún día os hablaré de ella) y ofreceros una pequeña colección de fotos, donde el recuerdo se mezcla con la actualidad.
Espero que a alguien estas fotos le pueda refrescar en algo sus memorias.