Hoy: Biografias Atormentadas
En cierta ocasión en que el emperador Yung-Lo, que gobernó China entre 1402 y 1424, tuvo que ausentarse por largo tiempo de la capital, dejó a su consejero, el general Kang Ping, al cuidado de su harén. Buen conocedor del carácter paranoico e irascible del emperador, este general tuvo la idea de prevenir la sospecha de que hubiera seducido a sus concubinas que indudablemente Yung-Lo volcaría sobre él a su vuelta. Para ello, se castró e introdujo su pene en el equipaje de viaje del emperador antes de que este partiese. Nada más regresar a la capital, como había previsto el general, el emperador le acusó de no haber respetado sus votos de mantenerse alejado de sus mujeres. Kang Ping, tranquilo, se dirigió al equipaje del emperador y recuperó su pene, demostrándole así que tal acusación era infundada. El emperador, conmovido por el gesto de su general, le nombró inmediatamente jefe de sus eunucos e incluso, a su muerte, levantó en su honor un templo, nombrándole protector eterno de todos los eunucos.
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