Como no podía ser de otra manera, la representación de Tosca en el Maestranza, ha provocado todo tipo de reacciones al igual que sucedió previamente en el Teatro La Monnaie de Bruselas y en el Liceo barcelonés, incluso en la propia representación de su estreno, entre aplausos apasionados y abucheos furibundos del público.
No creemos que al público a estas alturas le sorprenda que dos hombres se besen en el escenario, pero sí es posible que no se asimile la utilización del un título como Tosca al cineasta Pier Paolo Pasolini y su relación homosexual con un chapero que fue condenado por su asesinato.
Entre personas del entorno de La Décima, presentes en el estreno, escuchamos comentarios absolutamente favorables y entusiastas a la producción y todo lo contrario, como ha sucedido con la propia crítica, así como otros que han preferido no asistir, quizás en un acto de cobardía o inmovilismo. (Es posible).
Para todas estas opiniones, nuestros más absolutos respetos y como bien dice un crítico que merece toda nuestra consideración: Esto es el Teatro.
En cualquier caso, escuchemos algo que no se toca en la producción, que incluso introduce notas musicales como Love in Portofino junto a la partitura de Verdi.
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