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sábado, 3 de octubre de 2015

CARLOS ALVAREZ, PREMIO DE CULTURA DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA

A estas alturas, no es ninguna novedad el respeto, admiración y cariño que profesamos hacia Carlos Álvarez y por tanto no es de extrañar que, como siempre, allí estábamos una nutrida representación de La Décima esperando a que se abrieran las puertas del Paraninfo para estar presentes de forma preferencial en este merecido homenaje concedido por nuestra Universidad, a través del Premio de Cultura “como persona clave en la cultura española y un colaborador cercano y generoso de nuestra institución”.
El Sr. Rector reflexionó muy extensamente sobre las relaciones entre la Cultura y la Universidad, con continuas alusiones al CICUS y el proyecto de Ópera Oberta (actualmente Ópera en marcha) sobre el que nosotros podríamos aportar algunas opiniones, al haber estado matriculados desde su inicio.
Pero más allá de esas reflexiones, lo importante era escuchar a Carlos Álvarez.
Una de nuestras compañeras decía: No sé si me gusta más su voz hablando que cantando
Y realmente, solamente ubicarse en la tribuna y comenzar a hablar ya fue un verdadero goce para todos los amantes de la voz como instrumento musical, pero no se quedó ahí sino en una continua sucesión de brillantes frases que a todos nos debe hacer reflexionar sobre la Cultura.
"cultura y conocimiento son dos elementos que residen en esta institución académica que es la Universidad y que definen, con naturalidad antropológica, lo que es esencialmente humano"
"encontrarnos hoy aquí significa, en mi modesta opinión, un reconocimiento a la música como el producto más genuinamente humano de esta civilización y, por ende, cultural".
Carlos comenzó su disertación, definiéndose como cantante, haciendo énfasis en que el hecho de que ser tenor, barítono, soprano etc. es una cuestión física de las cuerdas vocales, primando por encima de todo la definición de Cantante.
Terminó además su locución cantando a unas frases del Barbero de Sevilla, que a todos nos arrancó con merecidos BRAVOS, como nuestra compañera Mento recogió, siempre atenta, aún no estando preparada para  tan inesperada circunstancia.
Intercambiamos unas pocas palabras con Carlos Álvarez hablando de anteriores encuentros, que recordaba perfectamente, y a pesar de estar tan solicitado en esos momentos, tuvo la gran deferencia de posar junto a La Décima, que en este caso, representábamos en su conjunto al Aula de la Experiencia, y cuya directora, Dª Rosa María Ávila, y su esposo, el profesor D. Emilio Galán,. presidente de la ASAO, tuvieron la amabilidad de sumarse para ese recuerdo.

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