NOTA PUBLICADA POR NUESTRO COMPAÑERO PASCUAL DESDE ÁGUILAS
Para los no avisados, los Conciertos de ProMúsica Águilas, tienen desde el comienzo un espíritu de socialización entre los abonados y asistentes en general, que puede sonar a decimonónico pero con un gran componente para fomentar los comentarios, especialmente sobre Música, mientras tomamos unas copas de Cava (Solo Cava) y bombones.
Cuando uno se encuentra en ese intermedio con amigos que comparten aficiones y sensibilidades, como sucedió con ese Pintor de Vida que es Jaime Insa, suceden cosas como ésta, que nos llevó con ese impresionante decorado del vestíbulo del Auditorio hasta el mismo Leningrado.
Comentábamos, lógicamente, la obra que acabábamos de escuchar, el concierto para violonchelo de Shostakovich y comentábamos el carácter profundamente emotivo del mismo, más allá de una casi inexistente belleza típica que podemos esperar de un instrumento como éste, capaz de imitar la propia voz humana y de las notas más íntimas y cercanas.
Hablamos lógicamente de la vida del compositor, y recordando las palabras del presidente de ProMúsica Águilas sobre su capacidad para resistir todas las contrariedades, como un rompeolas hace con los elementos, o una fortaleza de cualquier asedio (más o menos, pues no recuerdo las palabras exactas), y de ahí pasamos a la Sinfonía número 7, compuesta en casi tu totalidad por Shostakovich dentro de la propia Leningrado, bajo el asedio nazi.
También de la paradoja de que mientras las autoridades soviéticas la vendieron como propaganda de resistencia, el propio compositor la veía como resistencia "sí", pero ante cualquier totalitarismo que representara una amenaza para la humanidad,
El tema de la invasión no tiene nada que ver con el ataque. Pensaba en otros enemigos de la humanidad "cuando compuse este tema. No tengo nada en contra de denominar a la séptima sinfonía Leningrado, pero no se trata del Leningrado asediado, se trata del Leningrado que Stalin ha destruido y que Hitler no ha hecho más que acabar su obra."