Es considerado uno de los arquetipos del virtuosismo del violín y uno de los máximos representantes del movimiento instrumental del Romanticismo.
Contribuyó con sus aportaciones al desarrollo de la «técnica moderna del violín».
Los 24 caprichos para violín son una de sus obras más conocidas y han servido de inspiración a numerosos compositores.
Podía interpretar obras de gran dificultad únicamente con una de las cuatro cuerdas del violín (retirando primero las otras tres, de manera que estas no se rompieran durante su actuación), y continuar tocando a dos o tres voces, de forma que parecían varios los violines que sonaban.
Además en la mayoría de sus espectáculos usaba la improvisación. Esto indica lo cercano que estaba su arte al mundo del espectáculo.
Sus obras incluyen 24 caprichos para violín (1802-1817), seis conciertos y varias sonatas.
Llegó a poseer cinco violines, dos Stradivarius, dos Amati y un Guarnerius (su violín favorito) llamado Il Cannone.
La pieza está basada en un tema de la última parte del concierto para violín n°2 de Paganini en Si menor un rondó en el que la armonía estaba reforzada por el sonido de una campanilla. la mano izquierda debe tocar hasta cuatro intervalos tremendamente grandes, más que los de la derecha.
El estudio también tiene otras dificultades, como trinos con el anular y el meñique. Una primera audición nos acerca más a la verdadera dificultad de la pieza. Es una obra muy desafiante técnicamente, igual que el resto de estudios de Grandes Études de Paganini.
Y junto a la interpretación de La Campanella con el violín de David Garret, no nos resistimos a ofrecer también la versión para piano que pudimos escuchar en el pelnilkunio de Agosto de 2018 en el Castillo de Águilas, interpretada por la virtuosa Maria Kan Selvik una de las vencedoras del Concurso de Clamo Music.
No hay comentarios:
Publicar un comentario