Carta abierta de Lola González: Queridos amigos de la DÉCIMA:
Siempre os tengo presentes como uno de los encuentros más interesantes y queridos de mi larga carrera.
No escribo ahora para elogiaros que bien lo tenéis merecido, sino para agradecer el interés mostrado al recibir la triste noticia de la muerte de mi anciana madre.
Una larga vida, y una muerte tan rápida que hemos tardado en hacernos a la idea. Y en ello estamos.
Cuanto más se vive con una persona, eso lo sabemos, más se echa de menos.
En cuanto a Funeral y Misa os mando una explicación por el interés manifestado por vuestra parte.
Al ser enterrada en Aracena, nuestro lugar de origen, todo se ha retrasado en Sevilla. Ahora se han venido encima las fechas y no hemos encontrado la conjunción necesaria para la Eucaristía que se deseaba celebrar y comunicar.
Mi familia, a estas alturas desea descansar y hemos decidido, después de varias fechas imposibles, dejar a nuestros amigos la tarea hermosa de rogar por su eterno descanso, desde la INTIMIDAD DE CADA UNO.
Ella, con su maravillosa lucidez os conocía y os quería: se puso muy triste cuando supo que la Universidad de los Mayores ya no estaba entre mis trabajos, y siempre recordaba vuestros regalos de flores que reenviaba a la Virgen de la Salud en nuestra PARROQUIA.
y el día de la visita a Moguer hizo un gran sacrificio de dejarme marchar todo el día; eso sí con la condición de que le trajera pastelillos cuya compra me hizo llegar al autobús con retraso... Os mando estos recuerdos y os pido que la oración y buenas energías nos hacen mucha falta a las dos.
Os quiere,
Lola
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