El sacerdote alemán Martín Lutero dijo una vez: «La música hermosa es el arte de los profetas, capaz de calmar las angustias del alma; es uno de los dones más magníficos y encantadores que Dios nos ha dado». Y cada canción inspiradora tiene una historia de fondo: una historia que comienza con una experiencia o emoción antes de convertirse en canción.
El don musical de Dios a menudo comienza bendiciendo a su compositor y luego se transforma en una bendición para todos los que la escuchan.
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