Beethoven, completamente sordo, insistió en dirigir la orquesta, aunque lo cierto es que lo hizo Michael Umlauf, quien instruyó a los músicos a ignorar las indicaciones del compositor.
El programa incluyó, además de la Novena, la obertura La consagración de la casa y partes de la Missa solemnis, ya que un solo estreno no era suficiente para llenar un concierto en la época, algo impensable hoy en día.
Fue la primera vez que una sinfonía incorporó voces humanas, con solistas y coro en el famoso cuarto movimiento, usando la "Oda a la alegría" de Schiller.
Beethoven no se percató de los aplausos al finalizar la obra hasta que una de las solistas le indicó que se volviera, ya que no podía oírlos.
Ya sabemos que esta escena de la película Copying Beethoven no refleja exactamente la situación, pero su belleza nos empuja a ser la que usemos para esta entrada.
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