Es considerado uno de los arquetipos del virtuosismo del violín y uno de los máximos representantes del movimiento instrumental del Romanticismo.
Contribuyó con sus aportaciones al desarrollo de la «técnica moderna del violín».
Los 24 caprichos para violín son una de sus obras más conocidas y han servido de inspiración a numerosos compositores.
Con dieciséis años era ya conocido, pero no digirió bien el éxito y se emborrachaba continuamente. Una dama desconocida lo salvó de esa vida licenciosa para llevarlo a su villa donde aprendió a tocar la guitarra y el piano.
Su técnica asombraba tanto al público de la época que llegaron a pensar que existía algún influjo diabólico sobre él, porque a su vez, su apariencia se notaba algo extraña, y sus adelantos musicales eran una verdadera obra de arte. Se decía que en la mayoría de sus apuntes aparecía una nota extraña la cual decía "nota 13".
Podía interpretar obras de gran dificultad únicamente con una de las cuatro cuerdas del violín (retirando primero las otras tres, de manera que estas no se rompieran durante su actuación), y continuar tocando a dos o tres voces, de forma que parecían varios los violines que sonaban.
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