Las expresiones faciales y la voz determinan la primera impresión.
La inteligencia artificial también está aprendiendo a interpretar las emociones humanas.
Mirar un rostro nuevo o el timbre de una voz desconocida son grandes desafíos para nuestro cerebro.
En menos de medio segundo decidimos en quién confiamos, quién nos gusta y qué tan inteligente creemos que es una persona. Todo esto se basa en la increíble potencia de nuestro cerebro.
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