Fue uno de los mayores virtuosos del violín de su época; sus innovaciones en el estudio del violín solo fueron superadas con la llegada de Niccolò Paganini.
La Sonata para violín en sol menor, más conocida como “El Trino del Diablo” famoso por ser muy exigente técnicamente, aún hoy en día.
Tartini la compuso a raíz de un supuesto encuentro con el Diablo, como le contó al astrónomo francés Jérôme Lalande, donde Lalande deja registro en su libro Voyage d'un François en Italie, según el escrito Tartini dijo:
«“Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien, todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo sirviente. Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que tocara para mí alguna pieza romántica. Mi asombro fue enorme cuando lo escuché tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé pasmado y una violenta emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano. La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he escrito y aún la llamo “La sonata del Diablo”, pero resultó tan inferior a lo que había oído en el sueño que me hubiera gustado romper mi violín en pedazos y abandonar la música para siempre….”10
Esta es la mejor pieza a nivel obra y sonata compuesta por Tartini, tanto para los críticos como para los teóricos musicales. En música se llama trino a la alternancia rápida de dos notas separadas por el intervalo de un tono (de una segunda mayor) o un semitono (una segunda menor).
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