Su larga vida le permitió conocer gran variedad de corrientes musicales si bien es conocido mundialmente sobre todo por tres obras de uno de sus períodos iniciales —el llamado «período ruso»—: El pájaro de fuego (L'Oiseau de feu, 1910), Petrushka (1911) y La consagración de la primavera (Le sacre du printemps, 1913).
Cuando tenía más de 70 años, Stravinski dijo:
No puedo evaluar ahora los eventos que, al final de esos treinta años, me hicieron descubrir la necesidad de la creencia religiosa. No asumí esta inclinación a través de la razón. Aunque admiro el pensamiento estructurado de la Teología (la prueba de Anselmo en el Fides Quaerens Intellectum, por ejemplo) en lo que respecta a la religión, no es más que ejercicios de contrapunto en lo que respecta a la música. No creo en puentes de razonamiento ni en ninguna forma de extrapolación en asuntos religiosos. ... Sin embargo puedo decir que durante algunos años antes de mi «conversión», un clima de aceptación había sido cultivado en mi al leer los evangelios y otra literatura religiosa.
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