El origen del fotomatón
Anatol Josephewitz (más tarde cambió su apellido por Josepho) emigró desde Siberia en 1909 en busca de un futuro mejor. Tenía quince años y su propósito era llegar a Bremen (Alemania) para, desde allí, coger un barco que lo llevase a América.Su primera escala fue Berlín, donde aprendió el oficio de fotógrafo y desde donde en 1912 se embarcaría con destino a Estados Unidos.
Finalizada la Primera Guerra Mundial regresa a su Siberia natal, pero comprueba que allí no hay posibilidades de futuro, por lo que decide emprender un largo viaje atravesando Mongolia para llegar a China y, finalmente, instalarse durante unos años en Shanghái, ciudad que en ese momento era conocida como la París del Este.
Allí comenzó a pensar en una maquina llamada PhotoBooth [fotocabina] donde la gente se introdujera y se pudiera hacer fotografías al instante.
Lo tenía todo ideado, pero le faltaba lo más importante: el capital para llevarlo a cabo. A mediados de los años 20 llegó a Nueva York y con lo que había conseguido ahorrar y el préstamo que le realizaron algunos parientes, amigos y compatriotas que vivían en la ciudad de los rascacielos, consiguió reunir 11 000 dólares.
En septiembre de 1925 se instaló en un pequeño estudio en Broadway, entre las calles 51 y 52, y allí puso en práctica su invento. Rápidamente la gente empezó a acudir a realizarse una fotografía al instante por tan sólo 25 centavos.
Crónicas de la época relataban que, en un solo día, hasta 7500 personas llegaron a acudir al estudio fotográfico de Anatol.
Fue por entonces cuando recibió la visita de Henry Morganthau, fundador de la Cruz Roja Americana y exembajador norteamericano en Turquía, que le hizo una propuesta a Anatol que éste no pudo rechazar: 1 000 000 de dólares por las dos maquinas y la patente para los derechos de explotación en América.
El 28 de marzo de 1927, The New York Times recogía dicha transacción en su primera página.
Pero lo que más llamó la atención fue que Anatol había decidido donar medio millón de dólares a actos de caridad y beneficencia, cosa que paradójicamente no sentó muy bien a la opinión pública, que no entendía como alguien podía deshacerse de una forma tan altruista de medio millón de dólares. Rápidamente se le tachó de comunista debido a su origen siberiano. En 1928 decidió marcharse a vivir a Los Ángeles, vendió los derechos europeos de la patente a un consorcio británico-francés y el invento comenzó a comercializarse en el viejo continente. Fue en Francia donde la máquina tomó el nombre de fotomatón [Photomaton] con el que llegaría a España.
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