Sin entrenamiento militar, sin espada y sin fusil, pero con el convencimiento de que debían detener el avance francés en España a costa de sus vidas.
Así combatieron en 1808 los más de 400 garrochistas andaluces (vaqueros y ganaderos famosos en algunos casos por «picar» a los morlacos en las plazas de toros) que, armados únicamente con una vara de tres metros utilizada para derribar y dirigir a las reses, se alistaron en el ejército español y se enfrentaron a los soldados de Napoleón en las batallas de Mengíbar y Bailén.
Ataviados con un traje que hoy podríamos ver en las corridas goyescas y un arrojo típico del sur de la Península, estos improvisados soldados no tuvieron reparos en cargar, vara en ristre, contra todo aquel gabacho que cometió el error de ponerse en el camino de sus caballos.
Todo esto, que cambió el rumbo de la historia, sucedió en nuestra tierra el 19 de Julio de 1808.
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jueves, 19 de julio de 2018
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