López Cobos fue llamado de urgencia para dirigirla, por indisposición del director previsto, y al encontrarse en Viena preparando Un ballo in maschera.
Mientras que Kaufmann repetía E lucen le stelle, a petición del público, la Gheorghiu desapareció de escena, por lo que no se pudo continuar.
En ese momento Kaufmann tuvo que improvisar diciendo: ¡Ah, no tenemos soprano!. ¿Alguien la ha visto?, todo ello ante el desconcierto del público.
Finalmente apareció, y la función pudo continuar. La Gheorghiu fue perdonada al final con los aplausos que su interpretación merecía.
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