Según Pierre Boulez, marca el inicio de la música moderna.
La melodía cromática en el solo de flauta de la obertura es uno de los pasajes más célebres compuestos para música orquestal.
En la primera parte, el célebre tema es expuesto cuatro veces por la flauta, primero sin acompañamiento, luego con una armonización provisional, una armonización de espera. Hasta la tercera exposición no conquista su armonía verdadera, implícita, ideal. La cuarta modifica ligeramente el ritmo.
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