Su padre farmacéutico le dejó como herencia laboratorios de farmacia. Su madre, pianista aficionada, le enseñó a tocar y la música formaba parte de la vida familiar.
Dado que fue un pianista capaz, el piano tomó gran parte en sus primeras composiciones y tomó como modelos de composición a Wolfgang Amadeus Mozart y Camille Saint-Saëns.
La pérdida de algunos amigos cercanos, junto con una peregrinación a la Virgen Negra de Rocamadour, le llevó al redescubrimiento de la fe católica y dio lugar a composiciones de un mundo más sombrío y un tono más austero.
En 1949, muere su amigo Christian Bérard, para quien compuso el Stabat Mater (1950). Años después, la separación de Louis Gautier. en 1957, su último gran amor le motivó poner música al monodrama de Cocteau, La voix humaine.
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