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lunes, 13 de noviembre de 2023

GIOACHINO ROSSINI

El 13 de noviembre de 1868 fallece en Paris Gioachino Rossini, compositor italiano que ganó fama por sus 39 óperas, aunque también escribió muchas canciones, algunas piezas de música de cámara y piano y algo de música sacra. 
Estableció nuevos estándares tanto para la ópera cómica como para la seria antes de retirarse de la composición a gran escala cuando aún estaba en la treintena de edad, en el apogeo de su popularidad.
La retirada de Rossini de la ópera durante los últimos 40 años de su vida nunca ha sido completamente explicada.
En París, a partir de 1855 se hizo famoso por sus salones musicales de los sábados, a los que asistían regularmente músicos y círculos artísticos y de moda de París.
Entre los invitados se incluyeron a Franz Liszt, Antón Rubinstein, Giuseppe Verdi, Meyerbeer y Joseph Joachim. La última gran composición de Rossini fue su Petite Messe Solennelle de 1863.
Rossini  tenía una gran devoción por la cocina y la buena mesa y se llegó a pensar hasta tal punto que en aquellos tiempos que su verdadera pasión no era la música, sino la gastronomía. A él se le atribuyen frases tan conocidas como: “El apetito es la batuta que dirige la gran orquesta de nuestras pasiones”, “Comer y amar, cantar y digerir; esos son a decir verdad, los cuatro actos de esa ópera bufa que es la vida y que se desvanece como la espuma de una botella de champagne” o “La trufa es el Mozart de los champiñones”.
Todos conocemos muchos platos que llevan el nombre Rossini, unos creados por él mismo y otros somo como referencia, y así tenemos como máximo ejemplo El Turnedó a la Rossini, con una curiosa historia.

Cuenta la historia que una noche en la que el compositor fue a cenar al restaurante parisino Café Anglais, en el cual era chef principal su gran amigo y admirador Adolfo Dugléré. Rossini propuso al cocinero que saliera al comedor y que allí mismo, delante de los comensales, improvisara un plato nuevo. Dugléré respondió que él era una persona tímida y que no estaría a gusto trabajando de ese modo, a lo que Rossini le propuso que trabajara de espaldas al publico siguiendo las indicaciones que el le estaria dando. Y fue así que entre la maestría del chef y las ideas aportadas por el compositor, nacieron los famosos tournedos, que fueron bautizados inmediatamente con su nombre.
Musicalmente, Rossini nos dejó música sacra tan magnnífica como la citada Pequeña Misa Solemne, o su espectacular Stabat Mater.

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