Sus obras más importantes son Danzas fantásticas y La procesión del Rocío.
Desde pequeño fue conocido como un niño prodigio. Con tan solo cuatro años improvisaba virtuosamente en el acordeón que le había regalado una de sus criadas.
Tuvo la oportunidad de recibir sus primeras clases de música en el Colegio del Santo Ángel y era el encargado de acompañar al coro de niñas.
Durante la Guerra Civil Española, que comienza en 1936, estuvo protegido por el cónsul británico, declarando a Turina como personal administrativo del consulado.
En 1935 fue nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, en 1941, comisario de la Música.
Los homenajes, reconocimientos y viajes se sucedieron sin cesar.
Publicó en 1917 la Enciclopedia abreviada de la Música y en 1946 el Tratado de composición, además fue autor de numerosos artículos, críticas y conferencias.
La última obra de su catálogo es la pieza pianística titulada Desde mi terraza que lleva el número de opus 104 y está fechada en 1947.
Para nosotros, componentes de La Décima, hablar de Turina es recordar el Festival Turina, que se celebraba en Sevilla con carácter bienal, que la Administración lo dejó morir, y con ello el recuerdo continuo a este gran compositor sevillano.
Foto: Pascual Muñoz para La Décima |
Por tanto, lo mejor será recordarlo y homenajearlo con uno de los Conciertos del 5º Festival Turina, del año 2015 en el que la soprano alemana Isa Gericke nos conquistó a todos, con su voz, simpatía, belleza y elegancia.
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