La liturgia y la piedad popular se unen en la síntesis de este día, verdadera celebración dominical de la Pasión y, a la vez, conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén. El título del domingo “de Ramos en la Pasión del Señor” revela bien el carácter paradójico y de contraste que asocia el triunfo de la entrada con el drama de la pasión. Importa, pues, reflexionar brevemente sobre los “signos” que pone de relieve la liturgia para comprender su significado:
Entre las celebraciones más bellas y emotivas de la celebración de este día, tenemos que significar y recordar la de los Hermanos Dominicos en su convento de la calle San Vicente, que llevamos grabada en nuestra mente, por diversos motivos de toda índole.
1. La reunión. El primer signo es el de una reunión inhabitual en el exterior de la Iglesia.
2. El desarrollo. A diferencia de otros domingos, el de Ramos tiene un desenvolvimiento original y pedagógico para introducir en la dinámica del misterio pascual
3. Los ramos. Como indican las oraciones de bendición, los ramos son destinados ante todo a festejar a Cristo Rey, y a aclamar el triunfo de Cristo.
4. La cruz. En torno a ella se reúnen los fieles.
5. La procesión. Es una de las raras veces que este gesto colectivo se propone a los cristianos en domingo.
6. La Pasión. Es parte muy importante de la celebración.
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