Es posible que por parte de muchos de los asistentes hubiese dudas en cuanto al Concierto de Apertura del presente curso, tan distinto al de otros años, en el que fue la música sinfónica la protagonista, a cargo de la ROSS.
Tales dudas, se disiparon tan pronto una música tan bella como la compuesta por el navarro, aunque fuertemente enraizado en Málaga. Juan Francés de Iribarren sobrevoló sobre el Auditorio de Ingenieros, donde el increíble silencio ejercía de contrapunto a una música realmente hechicera.
Estamos plenamente convencidos de que para muchos de nosotros se trató de un verdadero descubrimiento y que nos hizo empequeñecer al verificar todo lo que nos queda por aprender en el mundo de la Música, y en el papel que el Proyecto Atalaya puede llevar a cabo al respecto.
Y comenzó la segunda parte con esas increíbles notas iniciales del famoso Stabat Mater de Pergolesi, en los que las voces se aunaron de forma absoluta a los instrumentos para formar una única e indisoluble fuente de sonido, algo que se mantuvo a lo largo de toda la interpretación, donde la comunión vocal de María Ëspada y Carlos Mena con los instrumentos fue de una absoluta perfección.
Hubo instantes, como el que ofrecemos en esta imagen, en la que el propio clavecinista se mostraba arrobado con la interpretación vocal.
Una explosión de entusiasmo se produjo al término de un Concierto que quedará en nuestra memoria como uno de los mayores éxitos en la programación del CICUS.
Y logicamente, La Décima estuvo allí para no perderse este acontecimiento Académico y Musical.
Estamos ofreciendo una Galería de Imágenes.
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