Los aplausos se desbordaron en el último concierto de la OSC y lo cierto es que no era para menos.
Todos nosotros hemos sido testigos de la evolución de esta orquesta, apuesta arriesgada de nuestra Universidad y el Conservatorio Manuel Castillo, y en dicha evolución hemos podido apreciar el grado de madurez conseguido por su director Juan García Rodriguez, de forma que solo al ver la juventud de sus componentes podemos llegar a entender que no se trata de una orquesta profesional de las que nos visitan en otros escenarios musicales de nuestra ciudad.
Nuestras felicitación al CICUS y a sus responsables técnicos por la exquisita y eficaz coordinación de lo que supone la puesta en escena de un concierto como el que tuvimos ocasión de disfrutar.
El concierto para oboe y orquesta de Mozart, figura entre uno de los mas importantes y fascinantes que se hayan escrito jamás para este subyugante instrumento, y se requiere de una excepcional técnica, como la que aportó la oboista María José Meniz.
En cuanto a la Sinfonía núm. 1 de Schuman, la Orquesta nos fue adentrando dentro del espiritu que reina sobre toda ella, donde la primavera está presente en todos sus movimientos, para culminar en un apoteósico y jubiloso final. Todos estos ambientes sonoros fueron perfectamente transmitidos por esta joven pero excepcional y ya madura orquesta.
Ofrecemos el último movimiento de una de lecturas que a nosotros nos parece más afortunada de la esta bella sinfonía, la que hizo de ella el genial Leonard Bernstein.
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