¿Cómo se escriben los nombres propios de persona extranjeros?
Hay dos posibilidades de escribir en español los antropónimos extranjeros: mantener su forma original, tanto en grafías como en acentos, o adaptar el nombre a las normas ortográficas de nuestra lengua. La recomendación actual es la de usarlos en su forma de origen.
Solo se traducen literalmente los antropónimos de:
El nombre del papa durante su pontificado: Francisco, Juan Pablo II.
El nombre de los miembros de las casas reales: Gustavo de Suecia. En este caso se está imponiendo también la transferencia: Frederik de Noruega.
Los nombres de personajes bíblicos, históricos o célebres: Miguel Ángel, Herodes, Julio César.
Los nombres de los indios norteamericanos: Toro Sentado, Caballo Loco.
Los nombres motivados y los apodos: Iván el Terrible, Catalina la Grande.
Para los nombres de personajes de ficción se dan históricamente ambas soluciones: la traducción (Gregorio Samsa) y la transferencia (Leopold Bloom).
La recomendación actual es la transferencia en todos los casos, excepto algunos nombres muy significativos, que se recomienda mantener en la versión tradicional española (Blancanieves, Cenicienta).
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