Si ayer comenzamos nuestro ciclo con la versión de Yves Montand, hoy queremos guardar un orden o al menos una vinculación lógica y ofrecer la de Edith Piaff.
A Yves Montand, la varita mágica de la popularidad lo tocó el día en que se enamoró de la Piaf, en 1944. Ella ya era el Gorrión y lo tomó bajo su ala de todas las maneras posibles: lo llevó a vivir con ella, le enseñó a moverse en el escenario, a mejorar su dicción y su técnica, y le consiguió su papel debut en el cine.
Cuando lo dejó, dos años después, Montand ya brillaba con luz propia: a los pocos meses grabaría junto a Irène Joachim el gran clásico entre sus clásicos, Les Feuilles Mortes.
El "Gorrión de Paris", la grabó en el año 1950.
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