Nurejev es considerado por muchos críticos como uno de los mejores bailarines del siglo XX.
En 1961 su vida cambió. El principal bailarín del Kírov, Konstantín Serguéyev, sufrió un accidente y Nuréyev fue elegido para sustituirlo en París. Allí, su actuación impresionó al público y a la crítica. Pero Nuréyev rompió las reglas en cuanto a asociarse con extranjeros.
Al darse cuenta de que probablemente no se le volvería a permitir viajar fuera de la Unión Soviética después de esta ocasión, el 17 de junio de dicho año pidió asilo político estando en el aeropuerto de París-Le Bourget.
Una semana más tarde, Nuréyev ya había sido contratado por el Grand Ballet du Marquis de Cuevas y se encontraba actuando en La bella durmiente con Nina Vyroubova.
Nuréyev se convirtió en una celebridad instantáneamente en Occidente. Su dramática deserción y su talento excepcional lo convirtieron en una estrella internacional. Esto le dio el poder de decidir dónde y con quién bailar.
Su deserción también le dio la libertad personal que le había sido negada en la Unión Soviética.
Es difícil elegir un ballet en concreto para homenajear a Nurejev, pero vamos a alejarnos de los más obvios para la mayoría de los aficionados y sugerimos hacerlo con uno que tiene algunos de los movimientos más impactantes en nuestra opinión. La Bayadere con su fantástica Danza del Reino de las sombras.
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